Voy a intentar describir las peripecias acontecidas en el día de hoy que sólo ha faltado que nos detuviesen y nos aplicaran el tercer grado para ser un día insuperable … Empezando por el principio, ya no pintaba bien la mañana, porque quien conoce a Ana, mi santa y amante esposa, sabe que el despertarla a una hora imprudente es casi lo mismo que comer galletas sobre la alfombra cara de Turquía, se le juntan las cejas y sus ojos, otrora hermosos, se transforman en unos puntos brillantes que ríete tú del muñequito Chuki así que decidí no provocar más de lo necesario y no dije ni un momento aquello de … “¿Estás lista ya? … ¡que llegamos tarde!” permaneciendo en cambio vil y cobardemente callado.
Llegamos a una hora prudencial a Bolonia, y tras dejar la maleta en la habitación de Francisco y Mercedes, nos disponemos a ponernos en marcha.
Ante la pregunta de ¿nos vamos andando o en coche al inicio de ruta?, viendo el solano que nos arañaba el cogote e imaginando la pechá de andar que nos íbamos a dar, decidimos hacer lo más inteligente … ir andando … ¡¡toma ya!! Pabelse matao.
Empezamos a un buen ritmito, no te creas, y sin darnos cuenta, nos vemos caminando por una plataforma de madera fabricada para minusválidos … sin comentarios.
Llegamos a pie de duna y con un arrojo rayando lo inverosímil, comenzamos a subir poco más que andando y poco menos que corriendo, al menos los primeros 9 metros, que después sólo se oía los UFFF ARRRRGGGGG AIIIIINCH a cada paso, eso quien lo oía, porque lo que era yo, solamente oía un PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII en el oído izquierdo que me acompañó toda la ruta.
Llegamos arriba, nos despanzurramos en la arena y nos reajuntamos unos con mala cara y otros con peor. Maremiademiarma lo alto que estaba la duna y la marequelaparió.
Siguiendo las indicaciones del GPS de Francisco, nos dejamos caer por la cara opuesta hacia un pinar muy bonito … nos dejamos caer literalmente, unos de pie, otros sentados, otros tendidos y alguno del que no voy a dar nombre, estuvo soltando más arena de la boca que los demás de los zapatos. A saber como bajó aquello la criatura, pero tuvo que ser digno de ver, estilo excavadora, supongo.
Ya en el pinar, nos dirigimos diligentemente hacia dirección Suroeste, donde debíamos enlazar con el camino que nos llevaría al faro de no se qué, y que habíamos divisado en lontananza desde lo más alto de la duna. De pronto, como si de la segunda guerra mundial se tratase, nos encontramos con una doble alambrada de espinos y un cartel que decía algo así como “PROHIBIDO EL PASO. ZONA MILITAR” y como nosotros somos muy legales, mu buena gente y tan inteligentes como para darnos cuenta de que si intentábamos pasar nos pinchábamos un “güevo” al menos los machovaras, y no está la cosa tan sobrada, decidimos bordear el campamento militar, que total, sería 1 o 2 Km más o menos … ¡¡¡Y UN MOHÓN COMO LA MANGA DE UNA PELLIZA!!! Lo menos 6 Kilómetros que parecieron 60 porque tuvimos que subir una cuesta que parecía una pared, pa mí que el suelo no era de hormigón, que era gotelé echado por algún lugareño confundido.
Llegamos al faro por fin, y con sonrisa rayando el rictus mortis, nos afotamos. Mirábamos el paisaje, el faro, las flores, los arbustos, las uñas de los pies del vecino … cualquier cosa con tal de no empezar a andar de nuevo, que no veas lo que nos quedaba para volver. Pero al grito de ¡¡No veas la cervecita fresquita que nos espera en el hotel!!! Nos hizo reemprender la marcha más contento que MacGyver en una chatarrería.
Empezamos a caminar y tras una bajada casi en caída libre, llegamos a una cala donde tras observar que todas las rajas de culo son iguales, no importa sexo, edad o razón social, nos dirigimos allí donde el famoso y desternillante GPS de Francisco nos decía, aunque de vez en cuando se escuchaba una especie de risa electrónica que me hacía sospechar que nos estaba tomando el pelo, a quien lo tuviese todavía, que a algunos, ya se nos había quemado hecho bolillas al calor del solazal.
Tras haber andado lo inandable, llegamos de nuevo a la zona militar, con su vallita espinosa, con su letrerito disuasorio y con la firme convicción de que a estas alturas, no existían fuerzas vivas capaces de hacernos dar la vuelta por donde habíamos venido, así viniese Rambo con metralleta que nosotros íbamos a pasar sí o sí por allí, por lo que en un atisbo de inspiración, decido pasar por debajo de la alambrada y no por encima por razones que ya se ha comentado antes, y comenzamos nuestro periplo por tierras prohibidas, pero aunque supongo que en algún momento alguien debió vernos, no se nos acercó nadie pues, supongo yo, pensarían que una manada de personajes a esa hora y por esos parajes o eran locos peligrosos o eran tontos del haba, pero sea lo que sea, seguro que no iban a volver, así que pasamos con más pena que gloria hasta cruzar por completo la zona militar.
Ya estábamos cerca, se olía la duna, nos acercábamos al hotel … ¡nada más lejos de la realidad! Teníamos que pasar todo un acantilado en los que decidimos todos por mutuo acuerdo depilarnos las piernas hasta la profundidad del hueso andando entre pinchos, púas y ortigas como para darle un poquito más de aliciente al viaje , y algo raro debió ocurrir en esto del espacio-tiempo cuando Ramón dice que se va a investigar por arriba mientras bajábamos hacia la playa, y al rato aparece por abajo cuando seguíamos bajando … Creo que Eduardo Punset está investigando el tema.
Por fin, con lágrimas en los ojos, no sé si por la alegría de haber llegado a la playa o por el picor y los arañazos, nos acercamos al hotel donde aparece Mª José con unas cervecitas fresquitas que más que beberla nos la esnifamos. ¡¡Válgame el Señor cómo estaban!!
Y aquí acabó semejante odisea dispuestos a repetir otra ruta, pero en la siguiente me pongo un pantalón de neopreno aunque me huela el ombligo como si llevara una mofeta muerta de 3 meses dentro, pero yo no me araño más de esa manera por la marequemeparió.
Un abrazo, caminant.es

En primer lugar felicidades a nuestro cronista oficial El Antonio. La verdad es que ha sido un fin de semana estupendo, y donde Mercedes y yo hemos disfrutado mucho con la compañia de todos los amigos caminant.es.

Esta vez no se me perdió nadie, todo el mundo me siguió con el coche y no hubo extraviaoss. El viernes estuvimos en un chiringo comiendo al mediodía, y resulta que como era Sanpedro en Marbella era un chiringo fashion, con piscina, venta de collares, muchos extanjeros y extranjeras en la tercera edad. Pero había sardinas y tó pero a precio de chiringo fashion.

El hostalillo de Bolonia estaba bien, y era de un flamenco, flamenco, el hilo música era el "agugeta" cantando flamenco.

No se ustedes pero yo he recibido una notificación del Gobierno Militar de Cádiz, por invasión continuada de alto territorio secreto militar. Se lo he dado a mi abogao para que haga el pliego de descargo, pues la culpa de too la tiene er "Manuel", del hostal que nos indicó la ruta buena, es decir subir la impresionate duna de Bolonia desde cero metros a 320 metros en unos cinco minutos y luego enfrentarnos a las vallas y pinchos militares.

En la ruta nos encontramos a uno que íba y venía, porque la novia le estaba esperando en la playa pero quería llegar a Zahara de los Atúnes sin pasar por terreno militar, misión imposible. Al terminar la ruta y mojar los pies en la playa vimos unas caras de enorme satisfación en todos los aventureros de la jungla militar. LLenos tó de pinchazos y arañazos-

Las comidas fueron todos muy buenas y bien de precios. El domingo Noelia nos deparó una visita por Medina-Sidonia y sus monumentos que nos sorprendió, pues por lo menos yo, no pensaba que este pueblo tenía tanto patrimonio cultural. Al volver a Málaga Julio hizo de Fitipaldi y lo perdimos de vista.

Desde luego cada trismestre hay que repetir una escapada de este tipo. Saludos

Deseluego que envidia me dais, me hubiese encantado acompañaros.las crónicas han servido para alegrarme el sábado.Besos a todos y estoy deseando que retomemos nuestras rutas.